FOTOGRAFÍA Y COMUNICACIÓN

3 formas de hacer fotos humanizadas

Teoría Fotográfica

En artículos anteriores pudimos descubrir algunos secretos para hacer las mejores fotografías, cómo se ordenan y algunos tips que suelo usar para sacarles el máximo provecho. En esta nota, decidí profundizar un poco más sobre las fotos humanizadas. Este tipo de fotos es mi favorita porque conectan con lo emocional, nos ayudan a transmitir aquello más allá de la imagen. Acercarlas a una experiencias, ya que se definen por mostrar a la persona que está detrás de esa imagen. Es decir,  una pausa de una situación, de algo más grande, que está pasando. Son estas imágenes las que te van a permitir ir más allá de lo que se ve, va a hablar de una historia, de el estilo de vida, los valores, la atomósfera y entonces contectar con el espectador de otro modo.

En esta nota quise hacer una división dentro de este estilo de fotos aunque por supuesto, pueden mezclarse e incluso surgir otra idea dentro de las opciones. Pero siempre, me resulta más práctico mostrarte opciones para que pienses cómo podrías sumarlas a tu próxima producción de fotos.

¿Cómo podemos lograr una foto humanizada?

Este tipo de imágenes son retratos de objetos pero con un giro interesante: vamos a incluir a una persona de forma física o simbólica interactuando con él. 

El desafío creativo va a ser que la imagen logre generar una sensación de movimiento. Nuestro espectador tiene que entender la historia que acompaña en nuestra fotografía y sentirse parte de ella. 

Está  comprobado que nos conectamos más con las imágenes en las que nos vemos representadas. Por eso este recurso es uno de mis favoritos: lo aplico cuando tengo que retratar distintos objetos. Lo importante a la hora de crear este tipo de fotografías es tener en claro qué historia vamos a contar y a quienes queremos llegar con ella.

Existen muchas formas de lograr este efecto, pero particularmente hay tres que utilizo siempre:

1- Captura en Primera Persona

La cámara toma la mirada del protagronista y entonces vamos a ver en primera persona al objeto y cómo nuestro modelo interactúa con él. ¿Estamos retratando a un libro? Podemos incluir las manos de su dueño recorriendo sus páginas.

¡Vale cualquier parte del cuerpo! Manos, piernas o brazos… La clave está en permitir que la creatividad vuele y animarse a pensar.  Para encontrar la inspiración tenemos que animarnos a pensar cómo se usaría ese objeto, qué utilidad tiene y así, encontrar un escenario donde podamos reflejarlo.

De esta manera vamos a capturar las emociones que esconde nuestro objeto y nos sentimos unidos a él. Nuestro objetivo, en otras palabras, es que el espectador pueda sentir la situación, o el momento, además de ver solamente una imagen. 

2- Más allá del Objeto

En esta oportunidad vamos a ver al objeto en un escenario completo: vamos a darle más protagonismo a nuestra persona y sutilmente mostrar lo que la rodea. 

La idea es comunicar el estilo de vida y la experiencia que conlleva tener ese objeto. Por ejemplo, si lo que queremos es capturar una taza de café  podemos también mostrar parcialmente a la mujer que lo toma en una cocina con iluminación brillante y natural, relacionada una hora temprana del día.

También podemos agregar en segundo plano la tostada que lo acompaña o un florero que decore al desayunador. Es importante que seamos detallistas a la hora de planificar nuestra foto porque cada detalle cuenta.  Nos tenemos que sentir dentro de la escena y entenderla.

El efecto de este ítem es diferente porque no solamente estamos agregándole a nuestro objeto con una interacción sino que también un entorno. Tenemos que preguntarnos: ¿quién es la persona que lo utiliza? ¿Cómo es su estilo de vida? 

3- La foto como huella

La clave para que este ítem funcione es incluir la mayor cantidad de elementos sugerentes que den una sensación de presencia humana, sin necesidad de ver a un modelo en la foto.  

Es muy importante hacer una elección intencional de los objetos que entran en la imagen porque todo cuenta. Así que, si tenés dudas podés hacer 2 tomas: una con y otra sin algunos objetos, para luego elegir la que sea más clara. Recordá que es clave que a través de los objetos, se pueda notar cierto movimiento, así que siempre vamos a elegir situaciones más “descontracturadas” para dar la sensación de pausa de ese momento.

Este recurso es uno de mis favoritos porque brinda un efecto muy interesante en la foto: una sensación de que se detiene el tiempo y esto cautiva nuestra imaginación. 

Al observar nos lleva entonces a pensar, ¿qué personas ocuparon este espacio? ¿Cómo serán sus vidas? En ese momento puedo asegurarte de que la idea es plasmada con éxito

Entonces…

Para que este recurso funcione, tenemos que dejar volar nuestra creatividad.

En vez de ver objetos de una manera individual, comenzá a pensar en ellos como parte de un todo. Imagina  la vida que tienen y  cómo deseas que se refleje en la fotografía que vas a realizar. 

Al fin y al cabo, el valor de los objetos se encuentra en nuestra relación con ellos y en las emociones que nos generan. 

Podemos también comenzar a notar que las fotos que quizás nos parecerían un poco monótonas de realizar de otra manera, ahora van a empezar a transformarse en imágenes con más significado. Lo que es más importante, nos van a resultar más placenteras de tomar para nosotras a la hora de afrontar una nueva sesión de fotos. 

Y a vos,

¿Les gusta este tipo de imágenes? 

¿Qué ideas se te ocurrieron? 

¡Las leo!

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